miércoles, 9 de junio de 2010

Orellana Bandera Azul... Carta de Odeca

No es oro todo lo que reluce... Esta carta que me ha mandado Odeca esta mañana lo deja todo muy claro.

Casi toda España sabe que nos ha sido concedida la bandera azul de costas, la primera dicen, de estas características. Estamos de enhorabuena. Tenemos agua pura y cristalina en gran cantidad en nuestro embalse. Tenemos casi de todo en este pueblo que aspira a ser centro turístico para propios y extraños. Tenemos agua, también tenemos agua, además tenemos agua y sobre todo tenemos agua en fin... que solo tenemos agua, porque lo demás brilla por su ausencia; Hay un hotel (o lo que sea, porque cada vez se le denomina de distinta forma), que no funciona; Un camping de 1ª categoría que apenas abrió echó el cierre y ahora está abandonado; Un restaurante a pié de playa que acabará en el desguace porque nadie sabe qué hacer con él. Y sobre todo tenemos unos alrededores en las entradas (o salidas, según se mire) del pueblo que da gusto no contemplar: escombreras monstruosas que se van comiendo las laderas, las peñas y los árboles, basureros que acaban convirtiéndose en "Guarrerias Preciados", caminos ancestrales que llevaban al río, destrozados e intransitables, orillas atestadas de desperdicios de las que nadie se hace responsable, en fin... una encantadora tarjeta postal de bienvenida para todos los que se acerquen a visitar el lugar. Son dignas de visitar las escombreras del final de la calle Calvario, traseras de Moreno Nieto, Campanario, Miralrrío y la ladera de la Fuente Maiserrana, ¡qué lejos, amigo Currito, quedan los ecos de tu canción:

¡Qué orgullo ser extremeño

y haber nacío en Orellana

y haberse dao unos baños

allá por el Maiserrana

Todo esto lo digo con gran dolor de mi corazón, porque amo a mi pueblo y se me parte el alma al comprobar cómo entre todos, nos lo estamos cargando. Y estoy harta de tanta hipocresía y vanagloria, de presumir de lo que podríamos tener y no tenemos, ¡ya está bien de ponernos moños! porque estoy hasta...(lo que rima) de que nos vendan mentiras. Ya es hora de que los que se llenan la boca diciendo lo bonito que es nuestro pueblo, se pongan las pilas y arrimen el hombro. No es necesario hacer cosas nuevas, sino dejar de hacer barbaridades contra el medioambiente o impedir que se hagan. También me desespera que se tiren la pelota los de este o aquél partido político. El pueblo es el pueblo, y el pueblo es de todos. Pero mucho me temo que los que de verdad, pueden hacer algo, se pongan anteojeras para no ver más allá de sus narices y se tapen los oídos para no oír las quejas de los que vemos cómo los alrededores están pidiendo a gritos limpieza y rescate.

Desde aquí, pido a las autoridades competentes que se pringuen de una vez por todas y dejen de lanzar trinos al aire. Y cuando este pueblo sea un lugar limpio y hermoso de verdad, dónde pasear por sus contornos sea una verdadera delicia y acercarnos a las orillas del Guadiana, desde cualquier lugar de la ribera sea fácil y placentero, les invitaremos a todos ustedes a que vengan a disfrutar de este tranquilo y privilegiado rincón extremeño. Pero, solo tenemos agua, eso sí, digna de la dichosa banderita.

Odeca.

domingo, 28 de febrero de 2010

Night Train (G n' R)



Deborah aprobó todos los exámenes del primer cuatrimestre de su carrera. Seguro que le da la risa floja cuando escucha hablar a la gente decir que en las universidades privadas te regalan los aprobados.

Yo, por mi parte, sólo me he presentado a 3 exámenes y aún tengo que esperar un poco para saber las notas. No pretendo sacarme el primer curso este año, prefiero ser realista e ir sobre seguro, pero lo cierto es que Debo me ha dado mucha envidia, primero por su disciplina a la hora de encerrarse día y noche en una biblioteca, (eso cuando puede, claro, que ella encima tiene que compaginar sus estudios con un trabajo de 8 horas) y segundo porque ella puede ir a clases presenciales. Yo tengo inútiles tutorías una vez por semana que encima me pillan a una hora de distancia.

Para ir a Lavapiés, me apeo en Atocha y bordeo el Reina Sofía, haciéndome la promesa de entrar a visitarlo de una vez.

Cuando vuelvo de las clases, si llueve, entro por la puerta que da al pasillo del Ave y los trenes de largo recorrido hasta que llego a la zona de los cercanías para volver a Torrejón. Cada vez que paso por ese pasillo me acuerdo del día que vino Meritxell desde Barcelona y nos tomamos un café y en la suerte que tuvimos de poder encontrar un hueco para vernos, aunque solo fuera para un encuentro fugaz.

Y también, con algo de nostalgia, pienso en los antiguos trenes de largo recorrido.

Cuando me fui a vivir a Cambrils, la única forma barata y rápida de viajar para volver a casa eran los trenes nocturnos. El tren Estrella, creo que se llamaba. Tardaba algo menos de 6 horas. Eran trenes viejos, lentos, con bastante paradas y muy incómodos. Pero eran baratos y compensaba.

Recuerdo las travesías Madrid-Tarragona y viceversa. Los andenes y el viaje te enseñan a ser paciente.

Los compartimentos eran de 6 u 8 personas, con sólo un reposabrazos por asiento a compartir con el de al lado. Cuando se hacía de noche apagaban las luces y si decidías quedarte y eres insomne te tocaba aguantar, mano sobre mano a oscuras con un montón de desconocidos, sus ruidos, olores y demás, y en silencio.

Yo acostumbro a viajar con un buen libro, así que lo cogía y me iba a la cafetería. Allí se podía fumar, había luz y tenían servicio de bar hasta las 2. Rara era la vez que he podido estar más de 10 minutos leyendo. El encanto de esos trenes era la gente que se conocía allí. Las historias que contaban los revisores, por ejemplo, no tenían desperdicio.

Recuerdo una vez que me encontré con una estrella del rock. Eran más de las 3 de la mañana, la cafetería no estaba tan concurrida como otras veces. Recuerdo que cuando entré sólo estaban tres personas, él con una chica a cada lado y la barra llena de latas de cerveza. Las había comprado todas antes de que cerraran el bar.

Me senté al lado de una de las chicas y me ofrecieron una y acepté. Les escuché hablar en silencio, y entonces supe que él era “alguien” y las chicas un par de fans. Ante mi ignorancia, pregunté y me alegró saber quién era, en algún momento de mi adolescencia, sus canciones habían sido algo grande para mí, pero nunca le había puesto cara a aquella voz y me gustó encontrarla.

Me gustaban esos trenes. Siempre pasaba algo interesante.

La modernidad acabó con ellos. Ya no hay trenes baratos. Ahora están esos ridículos Talgo, Alaris o como se llamen. Que acabaran con los compartimentos-gallinero no está mal, los asientos son cómodos, amplios y verdes. Al que elige la programación de video habría que colgarle del palo mayor (pero eso es otra historia), y cuando no echan nada, en la pantallita hay un mapa con el recorrido del tren, el punto por donde vamos, el tiempo que queda para llegar, la temperatura exterior y la velocidad… ¿para qué tanto dato? Te hacen pensar sólo en llegar, a mí, personalmente, me angustia.

La cafetería es pequeña, con unos pocos taburetes, muy limpio todo, sin mesas ni nada donde poner un libro. Ni jugar a las cartas con otro pasajero ni nada de nada. Ni que decir tiene que ya no se puede fumar que, bueno, eso en parte no me importa demasiado, pero en un viaje se agradecía tener un rincón donde poder echar un cigarrito.

Las únicas opciones de sociabilidad son el compañero que te haya tocado en el sillón de al lado, que como no sea un buen conversador vas apañado todo el camino (mis mejores deseos para aquella señora de Zaragoza que iba a visitar a su hermana que estaba enferma, pero ¡Jesús, que viajecito me dio!) o el camarero del bar, si es que está de buenas y no hay mucha gente a quién atender.

Mis últimos viajes en tren han sido tristes, aburridos y caros (sobre todo esto último), y me alegro de haber vivido una época, aunque ya se haya acabado, en que se podía viajar a un precio razonable y encima acababas con un montón de historias en los bolsillos.

martes, 18 de agosto de 2009

VALENCIA


Me fui 4 días a Valencia. Unas mini-vacaciones que aproveché para ver a los amigos que dejé allí, deseando, por supuesto, no encontrarme con los enemigos que por esas tierras campan.

Un viaje, por corto que sea, siempre te libera de algo, te quita un peso, te da un respiro y con esa intención me fui, pues llevaba unas semanas terribles con el colofón de un extraordinario encuentro de lo más surrealista en Madrid.

Lo que iba a ser, en principio un puro trámite sin más ni más, ni fú ni fá, y como mucho algún reproche y/o/u alguna cervecita conciliadora, acabó en un embrollo de lo más dantesco con sábanas por los suelos y sentimientos encontrados… no podría haber sido de otro modo… supongo…

Cuando me subí al autobús decidí no pensarlo más. Ha sido una reincidencia casual, lógica (o no) y no había que darle más importancia.

Así que llegué. Vi a Mamen totalmente instalada y cómoda en su nueva vida. Su negocio, su chico, más tranquila y a su bola, que si no fuera por los cuatro de siempre que se empeñan en ponérselo todo difícil y del revés otro gallo le cantaría. Ha perdido cierta independencia pero insisto en que creo que no le ha venido nada mal el cambio. Eso si, he echado de menos una “noche de chicas” en condiciones, pero es que no fui en un momento muy oportuno.

Conseguí planear citas con casi toda la gente que quería ver. Fantástica la charla con Vicente tomando café. Da gusto hablar con alguien así. Joan, como siempre, encantador, me llevó a la playa con sus amigos, gracias a él pude ver también a Oscar y aquella noche en el Kraken fue genial. Comí con Pat cerca del Corte Inglés y lo pasamos fenómeno poniéndonos al día de nuestras vidas…y ahí nos quedó una apuesta pendiente que me está a punto de ganar. Desde el verano pasado en el concierto de Bon Jovi en Barcelona que no nos veíamos… demasiado tiempo… Sandra se nos unió después para un café. Y casi se me escapa, pero finalmente Dav pudo escaquearse de su trabajo un ratito para venir a despedirme a la estación.

Así que de Valencia, la verdad es que no vi mucho, pero fue un viaje relámpago cuya intención era básicamente esa. Besar, abrazar y charlar con los amigos, que a veces, el Messenger no es suficiente ni por asomo.

Y al volver me encuentro con que lo que no le quería dar importancia si que la tiene, y mucha… y mientras me debato entre el bien y el mal y mis amigos amenazan con echarme a los perros me pregunto ¿hay vida en Marte?

lunes, 29 de junio de 2009

Verano 2009




Trabajo en un bar los fines de semana, con lo que mis ingresos son bastante pobres, pero aún así había pensado aprovechar el cierre por reforma de la segunda quincena de julio para hacer algo este verano, y como ya he dicho que no tengo dinero, pensé en algo que no me costara mucho, como visitar a algún amigo en Valencia o Barcelona o incluso irme con mi tío a Lanzarote , cosa que sé que le haría muchísima ilusión.

Pero mi jefe, que tiene otro negocio, ya me ha dicho que es posible que cuente conmigo mientras sus verdaderos empleados se cogen vacaciones así que mal que me pese, este año la Draven se queda sin viajecito.

Sigo pensando en París, decidí estar a toda costa para la fiesta nacional, el 14 de Julio, como pilla entre semana es posible que si que me pueda escapar, aunque no sé por qué París me da mucho mas respeto que Londres y Edimburgo ¿será que con los últimos acontecimientos me he vuelto mas miedosa y desconfiada? ¿será que me he vuelto mas prudente con el dinero ahora que estoy en una situación tan complicada y que las perspectivas de cara al futuro son devastadoras? ¿o simplemente será la edad? A lo mejor lo que no me gusta es estar sola, aunque la experiencia me ha demostrado que en un viaje a lo mochilero nunca se está solo.

Casi tengo descartada la opción parisina y sin embargo llevo un par de meses que no hago más que mirar guias y planificar rutas y consultar billetes y hacer presupuestos…

Si al final me animo, ya se verá, de momento la salida más inmediata es la de este viernes, a Zaragoza, ciudad que no conozco y me temo que seguirá así, primero porque nunca me ha llamado mucho la atención y segundo porque voy a un festival de música. Ya habrá ocasión de hacer turismo en otro momento, que yo con disfrutar de Joey Tempest, de los Children of Bodom, de Blind Guardian y los Wasp, entre otros, ya voy servida y lo mejor va a ser la compañía: Pedro y Raúl. ¡¡Va a ser genial!!

P.D. Si, la foto tiene algunos años…

miércoles, 13 de mayo de 2009

ALCALÁ DE HENARES











Estoy estudiando en Alcalá de Henares, en la facultad de Derecho, que es donde hago el curso de acceso a la universidad. En unos días tengo el examen y estoy bastante nerviosa.

Conozco muy poco Alcalá porque mis visitas se reducen a mi horario de clase y el autobús me deja justo al lado de la facultad, y a mi trabajo, un bar de tapas donde estoy sólo los fines de semana.

Los jueves, algunos compañeros de clase y yo solemos ir a tomar unas cañitas por la zona, pero estamos tan pendientes de nosotros mismos que no somos conscientes de la hermosa ciudad que nos acoge.

Y es que el otro día tuve que ir a hacer unas gestiones relacionadas con el examen que tengo encima y las posibilidades que tengo si lo apruebo, y no conseguí aparcar cerca de donde suelo cuando voy a trabajar, así que tras dar una vuelta dejé el coche nosedónde e intenté, desde allí, situarme y llegar al centro.

No me costó mucho llegar a la Plaza de Cervantes y sumida en mis pensamientos y preocupaciones (que últimamente son muchas) fui caminando en dirección a la fundación de la Universidad de Alcalá. Y de pronto me encontré en medio de un paisaje espectacular. Levanté la mirada y me paré asombrada por el espacio que me rodeaba, y es que la Plaza de Cervantes está increíble en esta época del año, yo creo que en la vida había visto tantas rosas y de tan enorme tamaño. De todos los colores, rodeadas por el escandaloso verde de la primavera. La gente pasaba a mi alrededor indiferente, y al levantar la vista, vi la estatua de Cervantes, tan solemne en medio de la plaza, testigo y cómplice de mi asombro.

Seguí caminando, buscando entre las calles circundantes la estatua del Quijote y Sancho, que sentados en un banco son la referencia que me dio un amable profesor de la Universidad al que pregunté una vez por la dirección de la Fundación. Y allí los encontré, como siempre, rodeados de turistas que jocosos se hacen fotos con ellos, que para eso está diseñado, en parte, el monumento.

Acabé mis asuntos en la Fundación y, aunque me encontré con la frustración de no resolver mucho mis problemas, me prometí a mi misma encontrar el momento de hacer una excursión, al ser posible, con guía, por todo Alcalá de Henares. Me avergüenza haber descubierto una ciudad tan bonita, siendo vecina de toda la vida. Pero desde luego, me lo anoto como asunto pendiente e invito, a los que puedan, a pasear una mañana por su plaza en esta época del año. 

viernes, 17 de abril de 2009

LISBOA

Dani me regaló un fin de semana en Lisboa. Han sido nuestras primeras mini-vacaciones juntos y fuimos con mucha ilusión.

Lisboa es una ciudad con un particular encanto, sus tranvías chirriantes, sus calles empedradas y el ambiente nostálgico del gran imperio que fue. Poderío que tuvo y no retuvo.

Recorrimos prácticamente la ciudad entera, paseamos mucho y el tiempo fue bastante mas agradable de lo que yo esperaba. Visitamos los puntos de interés mas importantes, la Torre de Belem, el Monasterio de los Jerónimos, el castillo de San Jorge…y nos sobrecogimos y aprendimos de su historia.

Yo nunca antes había estado en Portugal y apenas sabía nada sobre nuestro país vecino. Me alegro de haberlo conocido y espero volver y visitar Sintra, Estoril, Oporto… ¡hay tanto que ver!

Ahora estoy de vuelta y no está siendo para nada una buena semana. Quiero pensar que algunas de las cosas malas que han pasado, las que tienen remedio, se arreglarán de una u otra forma, no puedo resignarme a perder algo tan grande y tan importante.

Y las que no lo tienen se quedan en el corazón, con la pena de la gente que nos deja para siempre con la valiosa herencia del tiempo que disfrutamos a su lado. 

NOSTALGIA

Echo de menos el mar. Lo echo mucho de menos. El mar y mi trabajo. Y a Marcela. Echo de menos mi vida en la isla, tener dinero y poder gastarlo. Ir al Powerhouse o meter la cabeza bajo el agua y abrir los ojos. Conducir hasta los hervideros y fumarme allí un cigarrito viendo romper las olas incesantes. Saber que estoy de paso sin tener que preocuparme por nada ni por nadie. Allí sólo era una más que se había ido al culo del mundo para ganarse la vida. Aquí soy un bicho raro errante que demasiadas veces se tiene que justificar.
 
No cambiaría absolutamente nada de lo que estoy haciendo ni de lo que tengo ahora por volver a aquella maldita isla. Pero no puedo ignorar lo mucho que la echo de menos....