miércoles, 13 de mayo de 2009

ALCALÁ DE HENARES











Estoy estudiando en Alcalá de Henares, en la facultad de Derecho, que es donde hago el curso de acceso a la universidad. En unos días tengo el examen y estoy bastante nerviosa.

Conozco muy poco Alcalá porque mis visitas se reducen a mi horario de clase y el autobús me deja justo al lado de la facultad, y a mi trabajo, un bar de tapas donde estoy sólo los fines de semana.

Los jueves, algunos compañeros de clase y yo solemos ir a tomar unas cañitas por la zona, pero estamos tan pendientes de nosotros mismos que no somos conscientes de la hermosa ciudad que nos acoge.

Y es que el otro día tuve que ir a hacer unas gestiones relacionadas con el examen que tengo encima y las posibilidades que tengo si lo apruebo, y no conseguí aparcar cerca de donde suelo cuando voy a trabajar, así que tras dar una vuelta dejé el coche nosedónde e intenté, desde allí, situarme y llegar al centro.

No me costó mucho llegar a la Plaza de Cervantes y sumida en mis pensamientos y preocupaciones (que últimamente son muchas) fui caminando en dirección a la fundación de la Universidad de Alcalá. Y de pronto me encontré en medio de un paisaje espectacular. Levanté la mirada y me paré asombrada por el espacio que me rodeaba, y es que la Plaza de Cervantes está increíble en esta época del año, yo creo que en la vida había visto tantas rosas y de tan enorme tamaño. De todos los colores, rodeadas por el escandaloso verde de la primavera. La gente pasaba a mi alrededor indiferente, y al levantar la vista, vi la estatua de Cervantes, tan solemne en medio de la plaza, testigo y cómplice de mi asombro.

Seguí caminando, buscando entre las calles circundantes la estatua del Quijote y Sancho, que sentados en un banco son la referencia que me dio un amable profesor de la Universidad al que pregunté una vez por la dirección de la Fundación. Y allí los encontré, como siempre, rodeados de turistas que jocosos se hacen fotos con ellos, que para eso está diseñado, en parte, el monumento.

Acabé mis asuntos en la Fundación y, aunque me encontré con la frustración de no resolver mucho mis problemas, me prometí a mi misma encontrar el momento de hacer una excursión, al ser posible, con guía, por todo Alcalá de Henares. Me avergüenza haber descubierto una ciudad tan bonita, siendo vecina de toda la vida. Pero desde luego, me lo anoto como asunto pendiente e invito, a los que puedan, a pasear una mañana por su plaza en esta época del año. 

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